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Los 5 hábitos para ser grandes líderes

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Los 5 hábitos para ser grandes líderes

Un gran líder no es un gran líder porque dirige su propia empresa o departamento. Tampoco son excelentes porque se destacaron en su industria al principio de su carrera o emplearon un equipo que satisface todas las necesidades del negocio. Todo eso ayuda, por supuesto, pero esas cosas simplemente convierten a alguien en un líder. ¿Qué es lo que los hace grandes?¿Cuáles son los 5 hábitos para ser grandes líderes?

El liderazgo eficaz es la diferencia entre un líder mediocre y uno excelente. No solo eso, sino que un liderazgo fuerte crea una fuerza laboral fuerte: las investigaciones muestran que una de las razones más comunes por las que los empleados en los EE. UU. no están contentos con sus trabajos se debe a una gestión negativa. Se sienten menos estresados ​​y presionados cuando pueden relacionarse bien con los líderes.

John Quincy Adams, sexto presidente de Estados Unidos, dijo: “Cuando tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más, hacer más y ser más, eres un verdadero líder”. Y Theodore M. Hesburgh, presidente de la Universidad de Notre Dame, dijo que la esencia misma del liderazgo es “que hay que tener una visión; no se puede tocar una trompeta incierta”.

Muchos hábitos distinguen a los líderes promedio de los grandes; Aquí tienes cinco de los más comunes.

1. Trabajan para mejorar su inteligencia emocional

Olvídese del coeficiente intelectual: todo se trata de una alta IE cuando se trata de un liderazgo sólido. Esto se refiere a la inteligencia emocional, que es la capacidad de reconocer y comprender las emociones en uno mismo y en los demás. Luego, la gente usa esto para gestionar su comportamiento y comunicación.

En el mundo actual, el liderazgo requiere desarrollo a través de la práctica y la conciencia intencionales, y los mejores líderes entre nosotros se toman el tiempo para invertir en sus propias emociones y en las de los demás. Esto significa analizar por qué los empleados podrían estar actuando o respondiendo de diferentes maneras y tratar de comprender las razones detrás de esto.

También significa que seguirán el lema de “responder, no reaccionar” cuando se trate de decisiones comerciales. Saben que esas respuestas emocionales automáticas a situaciones desafiantes no conducirán a los mejores resultados. En cambio, considerarán toda la información de una situación (y las necesidades y deseos de las personas) y luego responderán a tiempo. Sus decisiones no son emocionales.

2. Admiten abiertamente sus errores

A todos nos ocurren errores y cometer uno no es señal de mal liderazgo.

Cuando un líder comete un error, lo peor que puede hacer es ignorarlo o fingir que no sucedió. Esto envía un mensaje a su equipo de que o no les importa lo que pasó, no están completamente conscientes de ello o es más importante quedar bien que asumir la responsabilidad. A su vez, los empleados perderán la confianza en ese líder y, eventualmente, también perderán el respeto.

Un gran líder hará lo contrario. Evaluarán y analizarán lo sucedido. Admitirán cualquier error o meteduras de pata y su principal objetivo será descubrir qué pasó, qué se puede aprender de la experiencia y cómo se puede evitar en el futuro.

Muchos líderes incorporarán a sus empleados estos aprendizajes, les explicarán por qué hicieron lo que hicieron y avanzarán para mejorarlo. ¿Por qué? Porque esta transparencia genera confianza y apertura con los colegas, lo que, según los estudios, es la base de muchas relaciones sólidas. Cuando tienes un lugar de trabajo lleno de relaciones sólidas, incluso si se cometen errores, se genera un alto compromiso de los empleados.

De hecho, al aprender de los errores, los líderes tienen la oportunidad de crear una fuerza laboral más sólida.

3. Se comunican bien

Los empleados naturalmente buscan en un líder una visión, dirección y claridad. Si un líder no puede comunicarse bien, el desempeño de sus empleados y su comprensión de la empresa fallarán. En última instancia, el negocio se verá afectado.

Una gran parte de la comunicación eficaz es la escucha activa. Cuando alguien les habla, un gran líder se concentrará en lo que se dice. Continuarán con preguntas y tendrán en cuenta el punto de vista de la otra persona. El hecho de que sea un líder no significa que siempre tenga la razón.

La escucha activa es un enfoque de comunicación que calma situaciones potencialmente tensas y ayuda a buscar soluciones. Por ejemplo, cuando los empleados dicen que quieren que se escuche su voz en una empresa, quieren decir que quieren que los líderes escuchen sus necesidades. A los líderes puede resultarles difícil saber qué piensan sus empleados en el trabajo, por lo que tomarse el tiempo para escucharlos permite que ambas partes se comprendan verdaderamente.

4. Tienen su propio “kit de herramientas” para mantener la calma en una crisis

Es inevitable que las cosas salgan mal en el trabajo y, muchas veces, es inevitable. Un buen líder crea sus propias herramientas de autocuidado para afrontar estas situaciones con tranquilidad. Esto variará de un líder a otro, dependiendo de sus preferencias.

Cuando surjan problemas, recurrirán a este “kit de herramientas” dedicado para regresar a lo que realmente importa y decidir cómo avanzar de manera constructiva. Las técnicas de atención plena a menudo ocuparán este conjunto de herramientas cuando nos centremos en el presente, en lugar de preocuparnos por el pasado o el futuro inevitable.

Pero las técnicas de autocuidado para mantener la calma pueden implicar mucho más que eso: ejercicio frecuente, técnicas de respiración específicas, encontrar tiempo para conciliar la vida personal y laboral, un pasatiempo que les relaje la mente, pasar tiempo con las personas que aman, una clase de yoga o una pasear al perro para aclarar su mente. Es probable que hacer esto los coloque en el espacio mental adecuado para avanzar de manera efectiva con una decisión en el trabajo.

5. Planean mucho.

Como dijo Benjamín Franklin: “Si no planificas, estás planeando fracasar”.

Los grandes líderes lo saben bien y nunca arriesgarían sus posibilidades de éxito ignorando la necesidad de planificar. Esto significa que planifican y organizan estrategias de forma proactiva antes de tomar e implementar decisiones.

Además de planificar eventos importantes, también pueden dar un paso atrás en las tareas diarias para asegurarse de que, en general, el negocio vaya en la dirección correcta para lograr el crecimiento y el éxito. Si no es así, tienen la oportunidad de trabajar para lograr cambios significativos que produzcan el resultado deseado.

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